¿Qué problema hay con Greta Thunberg?

Greta Thunberg es la famosa niña activista que está en huelga estudiantil por el clima. Thunberg sufre un trastorno del espectro autista y también depresión porque ve un futuro negro para nuestro planeta. Todos estos hechos están en boca de todos, y existe, como veremos, una fuerte crítica hacia su figura.

En la Cumbre por el Clima celebrada en la ONU el pasado septiembre, Greta compartió con el mundo este discurso y las redes se encendieron. Las palabras de la activista quizás parecen extremas, hablando de haberle robado su infancia y su futuro. El mensaje apela a los sentimientos y no a los hechos, es fatalista y polarizado, y por tanto muchas reacciones cayeron en comparar la vida de Greta con la de niños que sufren eventos traumáticos en países cuyo «desarrollo» es menor y peor que el de Suecia, país de origen de Thunberg. Greta proviene de una familia que se dedica al mundo espectáculo, lo cual también se ha esgrimido como argumento en contra de su activismo al acusarla de ser una marioneta para sus padres, quienes han escrito libros contando su historia y, según los más conspiranoides, sólo buscan poner el foco sobre su familia. Ante estas acusaciones los padres hablan de que primero fue la reacción de Greta frente al futuro que le estamos dejando al planeta y después el impulso mediático; es decir, primero Greta dejó de hablar y de comer debido al bloqueo mental que le suponía la realidad que vive, y después la acción de sus padres comenzó a encaminarse hacia el cambio que su hija dice querer ver en el mundo. Greta adquirió especial atención ya el año pasado al comenzar el movimiento FridaysForFuture:

«#FridaysForFuture es un movimiento que comenzó en agosto de 2018, después de que Greta Thunberg, de 15 años, se sentara frente al parlamento sueco cada día de escuela durante tres semanas para protestar contra la falta de acción ante la crisis climática. Publicó lo que estaba haciendo en Instagram y Twitter y pronto se volvió viral.

El 8 de septiembre, Greta decidió seguir en huelga todos los viernes hasta que las políticas suecas proporcionaron un camino seguro muy por debajo de los 2 grados C, es decir, en línea con el acuerdo de París.

Los hashtags #FridaysForFuture y #Climatestrike se extendieron y muchos estudiantes y adultos empezaron a protestar fuera de sus parlamentos y ayuntamientos locales en todo el mundo. Esto también ha inspirado las huelgas escolares de los jueves en Bélgica.

Muchos dudan de la autenticidad del mensaje de Greta preguntándose cómo una niña de 16 años puede tener un discurso tan potente, temiendo que detrás de sus palabras solo se encuentre la manipulación de una menor. Sin embargo, aunque muchos no lo sepan, Thunberg lleva unos cuatro años intentando hacer oír su discurso. También muchos han atacado a Thunberg y a su familia por ser incongruentes, por haber cogido aviones, por no haber mantenido siempre la menor huella ecológica posible. Sin embargo, ¿tiene sentido esta crítica? ¿por el hecho de no poder tener un impacto 0 sobre el planeta se invalida su discurso?

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Los argumentos ad personam son falacias lógicas que existen desde que se inventó la dialéctica: cuando se me acaban los argumentos que refuten el tuyo, te refuto a ti. Tanto si es un mensaje influido por sus padres como si surgió únicamente de ella, el mensaje es que el cambio climático existe y hay que enfrentarlo. Hay muchos movimientos locales y globales que auguran un fin del mundo tal y como lo conocemos, pero muchas veces no se escucha, o pensamos que es una exageración porque el mundo no se va a acabar. A fin de cuentas no se acaba nunca, ¿verdad? Y es cierto, aquí sigue la Tierra después de unos 4467 millones de años. Sin embargo, la civilización tal y como la conocemos puede terminar y, de hecho, si no cambiamos nuestros modelos de producción y de consumo y nuestra forma de vida, sabemos que de hecho acabará. La capacidad de destrucción del ser humano desde la industrialización en el siglo XIX, junto con el problema de la sobrepoblación, todo ello enmarcado en un sistema de crecimiento económico capitalista no augura desde ningún campo de estudio un futuro próspero. Se habla día tras día en las noticias, en documentales, en periódicos y medios de comunicación sobre el calentamiento global, el cambio climático, la sobrepesca, los mares de basuras, la ingesta de microplásticos, la polución, la deforestación, el efecto fracking en los polos y el deshielo, la destrucción de ecosistemas, las especies invasoras… pero parece no importar, porque el ciudadano de a pie cree que la responsabilidad no es suya sino de las grandes empresas y los políticos. Sin embargo, cuando una niña decide poner su voz para hacer entender a todos que no podemos seguir así, desacreditamos a la niña, tratando nuevamente de obviar el mensaje porque no lo queremos oír.

Otros personajes públicos como Leonardo DiCaprio o Jane Fonda ya llevan años hablando de lo mismo. Esta última, inspirada por el citado movimiento estudiantil y aprovechando que se ha mudado recientemente a DC, se ha unido a las protestas por el clima y ha sido detenida por participar en una protesta frente al Congreso. Personajes del ámbito de la ciencia como Jane Goodal han enviado el mismo mensaje, también silenciado. Cientos de documentales llevan hablando de nuestra realidad y nuestro futuro desde 2005. Y sin embargo, no se ha hecho (casi) nada al respecto, así que la verdadera pregunta es: ¿qué importa quién es Greta Thunberg? Su mensaje, a pesar de su formato, no hace que estos problemas sean mentira. Sin embargo, es importante comprender que no podemos caer en una radicalización de las opiniones, que no se trata de escoger un bando (el mundo está ardiendo vs. aquí no pasa nada) sino que debemos documentarnos, estudiar qué es el cambio climático a partir de fuentes expertas y fiables (como los informes del IPCC) y tomar medidas desde las más pequeñas acciones individuales, los movimientos colectivos y también leyendo informes y estudios científicos y tratando de construir soluciones, no echando abajo toda alternativa que se plantee u obviando la realidad.